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jueves, 22 de mayo de 2014

España 82 y el Brasil de Telé Santana que no campeonó.







El mundial de España 1982 reabrió muchos frentes ideológicos: por un lado, demostrarle al mundo que España había dado ya el salto como sociedad emergente de un episodio tan cuestionable como lo fue el Franquismo y qué mejor pretexto para todo lo anterior, que la organización de un mundial y por otro lado, vino a marcar un recuerdo romántico que a más de uno todavía le sigue pasando por la cabeza: La selección brasileña dirigida por Telé Santana.

Hace pocos días de hecho me tocó escuchar un especial con respecto a esa selección y de hecho, tengo un vecino más entrado que yo en años, que ya me había contado de las maravillas de esa selección y yo le respondía que me tocó ver a la selección campeona de 2002 o a la subcampeona del 98. Pero al ver las opiniones vertidas aún en el público brasileño de esta época, es evidente que aquella selección comandada por Sócrates, Zico, Toninho Cerezo y Falcao era algo más que una simple evocación al pasado, todo esto amparado en la siempre perpetua nostalgia de que el fútbol siempre es mejor 20 o 30 años antes del que se mira en el presente.

Según en palabras propias de Telé Santana "había que modificar al Brasil que se había heredado de 1974 y 1978" todo esto porque los procesos antes citados, dieron a un Brasil -en 1974- que ya no tenía a Pelé, ni Tostao ni a Carlos Alberto y que se había convertido en una selección muy resultadista, donde la estética del "Jogo Bonito" que tanto éxito le había granjeado a Brasil, se transformó más en un juego un tanto avaro en su espectacularidad y que de hecho pagó caro su método, tanto en Alemania 74 como en Argentina 78. En ese tenor, la selección que encararía el mundial de 1974 fue una morfología más bien extraña: sólo Jairzinho y Roberto Rivelinho repetirían con respecto a 1970 y para 1978 no quedaba rastro alguno.

Para Telé Santana fue muy importante tomar el cargo de la selección y por ello sería el primer técnico brasileño que se hacía cargo únicamente de la selección y por ello su tiempo y dedicación rindió los frutos esperados en 1982. De hecho Mario Kempes dijo de aquella selección: "en el 78 empatamos a 2... en el 82 nos pintaron la cara".

Pero si bien el técnico era de temer, lo más peligroso estaba en definitiva en la cancha, principalmente en su medio campo, donde transmorfaron el futbol total de Holanda en un futbol de toque, sí, pero además de inteligencia con muchísima más verticalidad y sobre todo, con una improvisación mística que hacía recordar a las grandes bandas de Jazz o Blues que no necesitaban partituras.

Su partida de Sevilla conmocionó mucho a la afición andaluza que gustaban de verlos ir a entrenar y para cuando sucedió la eliminación a manos de Italia, la conmoción no fue sólo en tierras cariocas.

Pero repasando su plantel, estas eran las claves:

Sócrates

No lo vi en activo, pero Sócrates está encuadrado en el once ideal de Brasil de todos los tiempos y particularmente su recuerdo del mundial de España sigue muy latente, sobre todo en la afición del Corintians del cuál es un ídolo incuestionable. 

Era muy alto para ser un mediocampista ofensivo. Hay quien afirma que verlo, era como ver correr a un caballo con los pies del tamaño de un pato -Sócrates no calzaba tan grande en realidad para su estatura que rebasaba el 1.90- sin embargo "el Doctor" era un cerebro demasiado pero demasiado peligroso para los rivales que se le ponían enfrente. Tenía gol, tenía visión de campo, trazos efectivos, prácticamente no había algo que no pudiese hacer. Incluso cobraba penales de espaldas. 

Su mayor virtud radicaba en el enorme compromiso que tenía para abastecer a sus compañeros de balones y en los momentos decisivos, de definir con contundencia y elegancia. Huelga decir que su manejo de las dos piernas era extraordinario. En pocas palabras era un crack y además de todo, un bohemio empedernido que era médico profesional, algo contrastante para el jugador brasileño de la época. 


Falcao 


Para el futbol de hoy en día y para quienes lo vemos, Falcao es algo complicado de imaginar: era un 5 -un volante de recuperación- con cualidades de movilidad dentro del campo algo raras para su posición. De hecho Falcao podría ser el último exponente del linaje de mediocampistas con Clodoaldo o el propio Sócrates, donde su visión de campo e inteligencia de cara al marco le permitían olvidarse de perseguir al rival y enfocarse en un juego diseñado para limpiar el campo de rivales y otorgar la mejor opción a los delanteros. Era básicamente un falso mediapunta -al menos tácticamente- y eso le abrió las puertas del Inter de Porto alegre de donde saldría en 1979 para fichar por la Roma italiana, donde ganaría un Scudetto y sobre todas las cosas: el corazón de los aficionados romanos que lo bautizaron como el Octavo Rey de Roma. 

Se ganó sin dudas un puesto en el equipo de Telé Santana por su toque rápido y al pie, así como por facilidad para anotar que lo convertían en un mediocampista muy pero muy peligroso. En la memoria quedará el gol del empate a 2 frente a la selección italiana en 1982. 

Zico


Era conocido como el "Pelé Blanco" y no era en vano dicha descripción. Era un mediocampista muy técnico y rápido, en otras palabras era exquisito en su juego y por si fuera poco muy goleador. En su temporada de debut con el Flamengo, anotaría 20 goles en 22 partidos, cosa notoria en un mediocampista que debía ser más enfocado en crear juego que en definir goles. Su desempeño en la selección brasileña era clave: era la llave que abría cerrojos imponentes, como lo demostraría en 1982 frente a la Unión Soviética o frente a Escocia. A los argentinos los dejaría estupefactos al destruir el famoso achique planteado por César Luis Menotti. 

Zico pudo haber sido sin duda alguna el mejor jugador de su generación a nivel mundial. ¿Cuál fue su problema? Diego Armando Maradona y su meteórico e incontenible ascenso. 

Junior


Era el responsable de la lateral izquierda y había que temerle. Telé Santana lo había adoctrinado no para defender sino para atacar y de hecho sus condiciones futbolísticas eran rotundamente así. Era un jugador con mucha profundidad y una facilidad impresionante para centrar al área y por lo general sus centros y desbordes terminaban siendo muy dañinos para quien lo enfrentara. 

Toninho Cerezo


El responsable del ritmo de juego era este centrocampista que triunfó en la Sampdoria y la Roma. Cerezo era un jugador de esos que encajan a la perfección con la concepción de los "6" modernos debido a que regulaba la salida del equipo brasileño por medio de coberturas y recuperaciones precisas. En cierta medida lo que Brasil anhelaba de cara al frente pasaba mucho por sus pies al liberar la presión y regular las pausas del juego de sus compañeros.

Éder


Este era el talismán con el que no se esperaba y no se imaginaba el equipo hacia 1981. Éder era algo inconstante, pero en el mundial de 1982 se convirtió en un extremo izquierdo que atemorizaba cualquier defensa. El mismo Gentile debió sufrir los embates de su juego durante el partido ante Brasil. Por si no fuera poco, su pegada a balón parado era brutal y no menos peligroso era su técnica depurada que hacía que el balón tomara efectos de ensueño. 



Con todo lo anterior era inconcebible que Brasil no ganara el campeonato. Durante la fase de grupos dio cuenta de la Unión Soviética (2-1) quien tenía un defensa prácticamente blindada, de Escocia (4-1) y el aplastante 4-0 que le propinó a Nueva Zelanda. Para entonces toda la afición española se rendía al juego espectacular, alegre y ofensivo que desplegaba Brasil, particularmente por su engañoso juego de bandas, donde Sócrates se movía tan desiquilibrantemente que era imposible predecir si atacaba por el costado o se internaba en las líneas del rival. Mismo caso sucedía con Zico y con Falcao. 

Para la segunda fase (y debido al absurdo sistema de liguilla implementado desde 1974) Brasil sería encuadrado junto con Argentina y con Italia, en lo que seria el grupo de la muerte. y su debut en el mítico estadio Sarriá de Barcelona, Brasil aplastaba 3-1 a la Argentina de Mario Kempes, Daniel Passarella, Diego Maradona y Ubaldo Filiol. Sin embargo la tragedia llegaría de frente al partido ante Italia -que le había ganado a Argentina en el cotejo anterior- cuando a penas a los cinco minutos el inspirado Paolo Rossi les encajaba el primero. Sócrates descontó rápido al minuto 12 y para el minuto 25 Rossi les hacía un presagio de lo que seguiría al anotarles el 2-1. El partido fue tenso y trabado, en mayor medida por el planteamiento táctico de Enzo Bearzot inclinado al clásico catenaccio italiano que se especialiba en cerrar líneas y en un funcionamiento de defender desde el medio campo con mayor fortaleza en el cuadro bajo. Su tendencia al contragolpe resultó letal para Brasil, pero más aún lo resultaría Dino Zoff, el veterano portero italiano quien jugaría un papel importantísimo en aquel partido. Al minuto 68 Falcao haría el milagro de empatar el juego y con ello dar el pase a las semifinales a Brasil pero... sólo le duraría 6 minutos el gusto a Telé Santana porque en una jugada muy desafortunada, Paolo Rossi anotaría el 3-2 que dejaría helado al equipo carioca y aunque estos se volcaron hacia el frente como era su costumbre, poco pudieron hacer ante el muro de lodo y roca que Bearzot construiría para asegurar su pase a semifinales. 

Hay que decir que si bien esa Brasil era un concierto de virtuosos, tenía falencias muy especiales en términos defensivos y muestra de ello eran sus defensores, que era más con condiciones ofensivas que de cortar ataques. Tampoco contaban con un centrodelantero letal como lo fue en su momento Pelé y esto debido a que Careca llegaría lesionado y el que lo suplió (Serginho) no era algo fuera de lo ordinario y en cambio era un afortunado en medio de tanto talento. 

De cualquier manera esa Brasil sigue siendo el monumento a la nostalgia. El equipo que fascinó, deslumbró y fantaseó con quedarse en las letras de oro de la ansiada victoria, pero que más por una mala tarde que por argumentos factibles, se vieron truncados de lo que -aparentemente- les estaba predestinado desde su arribo a las tierras Ibéricas. 4 años después en 1986 este mismo equipo llegaría a Cuartos de final donde caerían frente a Francia, pero era evidente que el envejecimiento sutil había ya tocado las fibras de varios de sus exponentes y con ello su juego no fue ni la mitad de lo que sería en 1982. 



2 comentarios:

  1. Dicen (y yo lo creo) que cuando ocurre algo de enorme intensidad,ese suceso crea una especie de "eco temporal".

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  2. Ese "eco temporal" puede sentirse en escenarios de guerra, catástrofes (los pocos que han bajado a ver el Titanic) o sucesos de enorme relevancia,como visitar en Dallas donde asesinaron a Kennedy.Hace dos años,con motivo de embarcar en un crucero,viaje de Málaga a Barcelona a visitar "los fantasmas de Sarria".Me alojé en el hotel El Castell" en Sant Boí de Llobregat,que fue donde se alojó la squadra azzurra aquellos tiempos inolvidables y , por supuesto,fui a "ver" lo que queda del estadio de fútbol de Sarria.Es decir:NADA.Unos edificios con unos jardines en medio con dos placas recordando aquel Brasil-Italia y estadio del Español.Aun así,estuve dando un romántico y nostálgico paseo recordando aquellos partidazos del mundial de España 1982.Recorde mucho a los que ya no están:el "doctor" Sócrates, Gaetano Scirea y a Enzo Bearzot,el técnico "azzurro".Entre tantas películas de superhéroes,como ningún cineasta se anima a hacer un film sobre "el mejor partido de fútbol de todos los tiempos"??. Alberigo CARACCIOLA.Los Boliches MÁLAGA).

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