Vistas de página en total

sábado, 14 de junio de 2014

España, el final de una época.





Al ver las anteriores imágenes uno no puede pensar en otra cosa que no sea en fracaso. Y ya se venía anunciado con mucho tiempo: España tiene ante sí un reto prácticamente titánico. 

No es cosa de la casualidad, ni es que los jugadores españoles hayan caído de la gracia divina, sino que simplemente han llegado a un tope que les está pasando factura -al menos a su columna vertebral- y de una forma inevitable. 

La España que se presentó ayer ante Holanda, nada se parece a la que cerró hace 4 años en Sudáfrica. Carece a grandes rasgos, de esa chispa que distingue a un equipo campeón, carece de esa hambre de triunfo que un momento dado los llevó a ser 2 veces campeón de Europa de manera consecutiva y Campeón del Mundo. Atrás ha quedado el toque en corto, el manejo del balón, la posesión eterna del mismo; atrás también ha quedado Iniesta y su inteligente profundidad o Casillas y su seguridad ante el arco. 

Hoy España -adelantándome a los resultados y corriendo el riesgo de la equivocación- ha quedad poco menos que exhibido y mucho más que derrotada: ha quedad con los argumentos corroídos en su seno interno y no veo con claridad la hora en que pueda levantarse. 

Si España es capaz de reponerse ante Chile, quizá amilane un poco la situación, pero si pierde no será más que la consumación de su declive. Y hay que entenderlo así. Posee en posiciones clave a hombres que a claras leguas tienen un cansancio deportivo inmenso, lo han ganado todo, han competido en todo y lejos de motivados, Casillas, Xavi Hernández, Iniesta, Alonso, Sergio Ramos y Villa, lucen más como obreros que tienen que cumplir con el horario, que como alfareros con la creatividad desatada. 

Si a todo esto se suma la baja de un hombre tan importante como lo fue Puyol, el escenario luce más que complicado. Huelga decir que el famoso "tiki-taka" ya no asombra a nadie y más de un equipo -como lo demostró el Real Madrid frente al Bayern en la pasada Champions- se sabe plantar ante este esquema táctico y -como dice Mario Kempes- "pintarle la cara". 

Habrá qué ver. Aún falta mucho mundial de por medio, pero con voz de profecía, esta España me atrevo a decir que ni siquiera tiene empaque para pasar a la segunda fase, siguiendo así a la tradición europea de Francia e Italia para quedarnos viendo a un campeón sin posibilidad de defender su corona. Profética abdicación la de Juan Carlos: viva el Rey, muera el Rey. 




sábado, 7 de junio de 2014

Mágico González, el último bohemio del balón.


En el rodar de la pelota uno puede incluso encontrar analogías con la vida misma: no se acaba todo hasta que el árbitro pita los 90 minutos y el tiempo agregado, así como que no hay equipo chico, sólo gigantes que no despiertan. Y la columna de hoy sigue un poco la línea del mundial de España 1982 pero en un sentido de presentación de un ícono del fútbol de clase, de un hombre que pudo haber sido el más grande, de un hombre que tenía en los pies una maravilla para tocar el balón y que, sin embargo, no quiso: Jorge "El Mágico" González. 


Para los de mi generación sin duda alguna es un extraño y más en México. Su nombre suena como el de algún jugador de los llanos de la Ciudad de México a donde solemos ir los jovenes los domingos a jugar.

Jorge Alberto González Barillas no necesitaría tanta presentación de no haber sido por su caracter jocoso y despreocupado. Hay que decir de él que nació un 13 de Marzo de 1958 en la ciudad de San Salvador, la capital de El Salvador. Era el menor de 8 hermanos en el seno de una familia humilde, pero que no llegaba a la pobreza como la experimentan hoy en día muchas personas en el país centroamericano. 

Jorge creció en un San Salvador ciertamente pujante, pero ausente de las barbaries que llegarían años después en la guerra civil y de la anarquía violenta que en los 90 y principios de la década pasada sumiría no sólo a la capital sino al país entero, en una noche interminable de terror y sangre, que el pandillerismo y la miseria han provocado. Fue afortunado en ese sentido: creció en calles que si bien no estaban pavimentadas, aún permitían el libre tránsito por ellas, sin tener que derramar una gota de sangre por el hecho de andarlas. Así pues, sus primeras patadas como jugador las daría en el club ANTEL un modesto equipo de los alrededores de la capital salvadoreña donde incluso los jugadores tenían que llevar un balón para realizar las sesiones de entrenamiento (en un país donde las prioridades son todas menos el deporte, tal parece que los balones no son artículos a relucir en los escaparates de las tiendas) pero su talento deslumbró a sus descubridores y dos temporadas más tarde ficharía por un club más hecho como lo era el Independiente de San Vicente, pero sólo se mantendría una temporada y en 1977 recalaría en el club más laureado de su país: el Deportivo FAS de Santa Ana, quien pagaría por él 60000 colones. En este equipo seguiría hasta 1982 año en que saldría del club hacia Europa. Hay que apuntar que en sí, Jorge no tenía por apodo "Mágico" sino "Mago" y el que se lo dio fue el comentarista Rosalío Hernández en 1975 cuando Mágico aún pertenecía al ANTEL. Sus buenas actuaciones con el FAS pronto lo llevaron a la selección Salvadoreña y esta última llegaría al mundial de 1982 en representación de Concacaf, debido a la temprana eliminación de México en manos de Honduras. 

El Mundial para la selección salvadoreña represento un desastre: no sólo no ganó un partido, sino que perdió todos y además registró 13 goles en contra por sólo uno a favor (10 de esos goles fueron en el partido frente a Hungría que representa la goleada más abultada propinada de un equipo a otro) y para rematar quedarían en el último lugar solamente superada por Nueva Zelanda... Para Mágico fue otra cosa: fue la oportunidad para que varios clubes importante se fijaran en él y comenzaran a pujar por contratarlo. El primero de ellos sería el Paris Saint Germain de la liga francesa, quien demostró mucho entusiasmo al ver sus pinceladas con el balón, pero Mágico se negó a ir diciendo: "eso está muy lejos y además es mucho compromiso". La negociación con el FAS quedó a segundo plano a sólo instantes de una firma por parte del jugador. Así pues todo quedó en disputa entre el Atlético de Madrid y el Cádiz FC que militaba por entonces en la segunda división española. Después de dos semanas de conversaciones, las gestiones de Camilo Liz -secretario técnico del Cádiz- darían fruto ganándole la mano al equipo madrileño y haciéndose con los servicios del delantero salvadoreño. Por aquel entonces el Cádiz llegó a un arreglo con el FAS donde el primer año el equipo gaditano debería pagar 7 millones de pesetas y si quería quedarse con él debería pagar 12 millones más. El total recibido por el FAS sería de 130000 dolares por aquel entonces, de los cuales a Mágico sólo le tocarían 6000 -y la verdad es que esto último no le importaba- 


El Romance con Cádiz

"Elegí jugar en Cádiz por mi forma de pensar, filosofía; tenía 23 años y venía de un futbol amateur, de repente llegar a un futbol profesional y serio se me hizo bastante difícil y pese a todo hubo adaptación y pude dar lo mejor de mí futbolísticamente hablando"                                              

Mágico González, entrevista para el diario Sport, Noviembre de 2013



Hablar de Cádiz es hablar de Andalucía. De la ciudad donde el absolutismo del Imperio español llegó a su fin, de la ciudad de Rafael Alberti, la de la Puerta de Tierra... y también es la Cádiz del Mágico. Ir en Cádiz es descubrir que en algunos sitios de su mística, el tiempo aún no transcurre o que la imagen de Jorge González sigue tan fresca como aquel 11 de Septiembre de 1982 cuando fuera presentado en el Estadio Ramón Carranza, ese mismo que tantas tardes le fue a ver, le fue a aplaudir como un gesto de devoción o de agradecimiento por las inmensas alegrías que el exótico delantero les entregaba... cuando quería jugar. 

No tardó mucho Mágico en ganarse a la afición de un equipo que prácticamente su vida entera había transcurrido en la segunda división y que vio en él, a un salvador, a un bálsamo, al mesías prometido y anunciado en los cantes flamencos de la gloria gaditana. Y aunque no estaba lejos de ser todo lo anterior, Mágico no tardaría mucho también en entablar conflictos con el que sería su entrenador y casi su nana: David Vidal quien diría de él "técnicamente era mejor que Maradona". La primera temporada básicamente fue su carta de presentación y el presagio de todo lo que a continuación vendría: el de un jugador exquisito técnicamente, pero sumamente anárquico e indisciplinado que dormía la espantosa cantidad de 20 horas al día, que faltaba a los entrenamientos y que además, se pasaba las noches en juergas que terminaban a la mañana siguiente. Pero también fue pieza clave del regreso del Cádiz a la primera división en la temporada 82-83, como también parte del regreso del Cádiz a la segunda división una temporada después. Pero Mágico ya era un ídolo, un símbolo iconoclasta que no se podía entender de otra manera más que con la pasión que despertaba verlo jugar. Poco se dice de la temporada 83-84 que no se haya dicho antes, salvo que al término de esta, el Barcelona -que por entonces tenía de entrenador al campeón del mundo de 1978 César Luis Menotti y al polémico pero no menos campeón Diego Maradona- invitaría al Mágico a su gira por los Estados Unidos. De inmediato los directivos del Cádiz lo estimularon a que asistiera con la esperanza de que convenciera al cuerpo técnico del equipo y así este último lo fichara -claro está por una jugosa cantidad- y le historia fuera no menos feliz. Mágico hizo muchas diabluras en su gira con el Barcelona, pero cuenta el jugador, que cuando se encontraban en un hotel a Maradona se le ocurrió hacer una broma -bastante pesada para mi gusto- como fue el activar la alarma contra incendios, razón por la cual todo mundo salió corriendo de sus habitaciones... todo mundo menos el Mágico, a quien descubrirían en su habitación en los brazos de una camarera. Esta fue la gota que derramó el vaso y con el profesionalismo que el intelectual Menotti (cosa que admiro profundamente de él) exigía no se jugaba; Mágico no fichó por Barcelona y fue devuelto al Cádiz de cara a la temporada 84-85 para disgusto de David Vidal que lo veía como "la primera manzana podrida". 

Continuaría pues con lo suyo: las fiestas nocturnas, dormir mucho y entablar amistad con los sectores bohemios de Cádiz -los cuales no faltaban en una ciudad donde el cante se vive, no se inventa- y así entablaría amistad con el Camarón de la Isla un afamado cantaor flamenco con quien afirman llegó a pasar juergas que se extendían hasta las 5 de la mañana. Mismo caso en las discotecas, donde el propio entrenador Vidal lo llegó a ir a buscar, aunque como este último afirmaría: "era sorpresa encontrarlo en la discoteca y ver que no consumía alcohol, sino un vaso de leche". La fama de Mágico en la ciudad había para entonces traspasado lo mediático. Se había vuelto un patrimonio de la misma, como lo afirma un viejo trabajador de una gasolinera: "yo lo veía a las 4 de la mañana y le decía: "oye hombre que mañana tienes partido, no vas a dormir. Y tranquilamente me contestaba: no pasa nada viejo, yo mañana juego y meto dos goles. Y metía dos goles". A esos niveles me refiero cuando hablo de este hombre. Por supuesto no cambió razón por la cual sería traspasado al Valladolid de cara a la temporada 85-86 pero a penas jugaría, debido en gran medida a que la directiva vallisoletana le habría aplicado un gran marcaje a su vida personal, al planteamiento táctico del entrenador y al clima de Valladolid que -dicho sea de paso- es extremadamente frío (a mi gusto más frío que Burgos) tanto esto último, que lo hizo dormir aún más. De hecho Fernando Redondo -a quién no deberemos confundir con aquel mediocampista del Madrid- entonces entrenador del Valladolid decía: "Mágico salía al campo con la el rostro cubierto y entonces yo le lanzaba la pelota para que cabeceara y él no lo hacía. Yo le decía: Mágico hazlo para que los demás te vean y entonces me decía Míster la cabeza es pa pensar no pa pegarle al balón". 

Hay que decir que lo que siguió fue que sólo jugó 9 partidos en Valladolid metiendo muy pocos goles y finalizando la temporada 85-86 con un disgusto acentuado. Se fue del equipo y se pasó la temporada 86-87 vagando por varios países de América. 

Volvería a Cádiz en 1987 sólo para afianzar su leyenda y su mito. Entregaría sus mejores tardes y el Ramón Carranza simplemente se entregaría con fervor pagano a su juego. Finalmente Mágico volvió en 1991 a El Salvador para retirarse en el 2000. 

El Otro Mágico. 

Reconozco que no soy un santo, que me gusta la noche y que las ganas de juerga no me las quita ni mi madre. Sé que soy un irresponsable y un mal profesional, y puede que esté desaprovechando la oportunidad de mi vida. Lo sé, pero tengo una tontería en el coco: no me gusta tomarme el fútbol como un trabajo. Si lo hiciera no sería yo. Sólo juego por divertirme (Jorge González) 

A Jorge González hay que entenderlo desde una óptica que rebase lo futbolístico. Más allá de los trofeos Ramón Carranza -todos ellos amistosos- que ganaría con el Cádiz, no ganó un título de importancia a notar. Pero aún con todo esto, se clavó en el recuerdo del aficionado gaditano como una espina en la carne. 

Al Mágico hay que entenderlo desde sus historias, las cuales son muy variadas y ricas en estricto sentido. Era un jugador fuera de serie, un virtuoso, era el Mozart del fútbol, el hombre que en los pies tenía una vara mágica para hacer lo imposible, lo más granado e increíble: era sencillamente un artista y su compañero Onésimo Sánchez así lo confirma: "En los entrenamientos, Mágico me decía: Mirá que voy a meter un gol de corner. Y metía diez goles de diez tiros. Yo me preguntaba con quién estoy jugando". Si el gol de Diego Maradona en 1986 frente a Inglaterra sorprendió a muchos, el gol que le haría Mágico González al Barcelona en 1983 durante el torneo Ramón Carranza era de una complejidad igual al del argentino. Y este gol tiene una particular historia, porque resulta ser que Mágico tenía 5 días de no ir a entrenar con el Cádiz, entonces David Vidal como castigo decidió no alinearlo como titular. Pero durante el primer tiempo el Barcelona le encajaría 3 goles al equipo Gaditano, así que durante el segundo tiempo a Vidal no le quedó de otra que meter al indisciplinado ídolo. Metió dos goles aquella tarde y puso dos asistencias a gol, para que el Cádiz terminase ganando 4-3. 

Pero así como daba tardes de ensueño hacía cosas tan raras, como cuando faltó a entrenar para apoyar una huelga de los astilleros de Cádiz, argumentando que creyó que la huelga era para todo el mundo. Lo mismo a la hora de dormir: se ponía toallas en la cabeza para no escuchar el despertador ni el timbre de su departamento cuando lo llegaban a buscar para que fuese a los entrenamientos. Y volviendo al tema de sus ausencias a entrenar, en cierta ocasión David Vidal -pobre hombre ya no sabía qué hacer- lo dejó fuera de una convocatoria por haber faltado una semana -Cádiz jugaba todos los domingos por aquella época- así que Mágico se presentó el sábado y le dijo al entrenador: "No tienes ni idea de fútbol". Acto seguido sacó una cajetilla de cigarros y comenzó a patear un cigarro sin dejarlo caer al suelo. Le dio 15 dominadas y le dijo: "Ahí te quedas". Su vuelta al Cádiz en 1987 estuvo precedida de cláusulas en su contrato donde sólo le pagarían por partido jugado, por ello David Vidal lo metía a los últimos diez minutos, para que no perdiese su prima de 250,000 pesetas a lo que Mágico alguna vez le contestó: "No mister, estoy cansadito para entrar". Y es que el dinero no le importaba porque decía que cuando se retirase, conduciría algún autobús en San Salvador y además era sumamente caritativo con los indigentes, a quienes incluso les regalaba ropa que trajera puesta para que no pasaran frío. 

Y la lista sigue: al entrenador yugoslavo Dragoljub Milosevic le hizo ver su suerte, cuando en un partido Mágico se quedó dormido en una camilla en el entretiempo; lo corrieron... A Milosevic, por banquear al astro y es que la afición lo quería, sin importar cómo fuera, sin importar sus juergas y sus faltas, Mágico les regaló tardes, momentos, alegrías que desde la óptica gaditana valían más que cualquier título. Con Vidal por ejemplo, las cosas llegaron a ser graves en 1990 cuando el entrnador lo sentó en la banca, hecho que provocó que lo despidieran. Cuando la esposa del malogrado entrenador fue entrevistada por la prensa local dijo al respecto: "es el fin de una pesadilla". Así era el Mágico. Después de su retiro de las canchas, acabó como auxiliar de entrenador en Estados Unidos y además en sus ratos libres era chofer de un taxi y en 2003 cuando lo entrevistaron acerca de sus finanzas dijo: "vivo bien, aunque me gustaría tener un negocio, no importa que fuese un prostíbulo". 

Por todo eso y más este jugador yo creo que no debe pasar desapercibido. Era un artista y es difícil serlo, principalmente por ese eterno choque ante la sociedad, ante la renuncia de la libertad de ser como uno quiere ser, libertad que Jorge González jamás perdió, que decidió no perder. Yo recuerdo una entrevista que le hicieron en 2012 y acerca de todo aquello le preguntaron: "¿No te arrepientes Jorge? Pudiste ser como Cruyff, como Maradona, como Pelé" y sólo atinó a contestar: "Ahí ya estás hablando de palabras mayores" y esto último demuestra a un hombre consciente de sus características, sabedor de su potencial, pero que miraba en la alegría de jugar y divertirse, la mejor manera de divertir a los demás. Mágico González resumiría todo aquello en: "Cuando yo tenía 15 años una amiga me preguntó qué quería hacer y yo sólo le dije que le pedía a Dios que me permitiera seguir siendo ser como era". Así fue Mágico como jugador, un artista convicto y confeso, un hombre que pregonaba que la mayor curiosidad de este deporte la otorgaba el balón, un futbolista cuya razón de ser le nacía como la espontanea línea del verso más luminoso, un jugador que jugó para divertirse y que de esa forma, pudo divertir a toda una ciudad que a día de hoy, lo sigue hablando, lo sigue cantando y lo murmura en las orillas de sus playas y en la alegría de sus cantes. 


Nota: Quiero dar un particular agradecimiento a mi amigo y colega Francisco Enrique León, por la particular e indirecta insistencia que me hiciera por medio de sus platicas acerca de este jugador del que -debo confesar- alguna vez en compañía de mi hermano me riera al escuchar su nombre en una conferencia previa al mundial de 2010, cuando escuchamos a Maradona referirse a él como el mejor del mundo. Hoy y después de haber leído de él y ver algunos de sus goles, no me resta más que darle la razón a Diego Maradona, porque nunca habló tan apegado a la realidad como aquella vez. 

Aquí dejo algunos de sus goles, los cuales fueron de una maestría envidiable -como aquel al del Barcelona o el que más me gusta y que le hiciera al Rácing de Santander- 

el enlace de arriba es el gol al Racing.

Como podrán ver, el hombre era exquisito. Y ya para terminar esta columna, a manera de analogía con respecto a lo que del corazón nace cuando debe nacer, cierro con estos versos de mi colega Argentino Luna que dicen así: 

"Si alguien me pide que cante,
me vuelvo caminador
porque pienso que el cantante
que canta lo que otro pide,
es muy probable que olvide
su oficio de sembrador" 



jueves, 22 de mayo de 2014

España 82 y el Brasil de Telé Santana que no campeonó.







El mundial de España 1982 reabrió muchos frentes ideológicos: por un lado, demostrarle al mundo que España había dado ya el salto como sociedad emergente de un episodio tan cuestionable como lo fue el Franquismo y qué mejor pretexto para todo lo anterior, que la organización de un mundial y por otro lado, vino a marcar un recuerdo romántico que a más de uno todavía le sigue pasando por la cabeza: La selección brasileña dirigida por Telé Santana.

Hace pocos días de hecho me tocó escuchar un especial con respecto a esa selección y de hecho, tengo un vecino más entrado que yo en años, que ya me había contado de las maravillas de esa selección y yo le respondía que me tocó ver a la selección campeona de 2002 o a la subcampeona del 98. Pero al ver las opiniones vertidas aún en el público brasileño de esta época, es evidente que aquella selección comandada por Sócrates, Zico, Toninho Cerezo y Falcao era algo más que una simple evocación al pasado, todo esto amparado en la siempre perpetua nostalgia de que el fútbol siempre es mejor 20 o 30 años antes del que se mira en el presente.

Según en palabras propias de Telé Santana "había que modificar al Brasil que se había heredado de 1974 y 1978" todo esto porque los procesos antes citados, dieron a un Brasil -en 1974- que ya no tenía a Pelé, ni Tostao ni a Carlos Alberto y que se había convertido en una selección muy resultadista, donde la estética del "Jogo Bonito" que tanto éxito le había granjeado a Brasil, se transformó más en un juego un tanto avaro en su espectacularidad y que de hecho pagó caro su método, tanto en Alemania 74 como en Argentina 78. En ese tenor, la selección que encararía el mundial de 1974 fue una morfología más bien extraña: sólo Jairzinho y Roberto Rivelinho repetirían con respecto a 1970 y para 1978 no quedaba rastro alguno.

Para Telé Santana fue muy importante tomar el cargo de la selección y por ello sería el primer técnico brasileño que se hacía cargo únicamente de la selección y por ello su tiempo y dedicación rindió los frutos esperados en 1982. De hecho Mario Kempes dijo de aquella selección: "en el 78 empatamos a 2... en el 82 nos pintaron la cara".

Pero si bien el técnico era de temer, lo más peligroso estaba en definitiva en la cancha, principalmente en su medio campo, donde transmorfaron el futbol total de Holanda en un futbol de toque, sí, pero además de inteligencia con muchísima más verticalidad y sobre todo, con una improvisación mística que hacía recordar a las grandes bandas de Jazz o Blues que no necesitaban partituras.

Su partida de Sevilla conmocionó mucho a la afición andaluza que gustaban de verlos ir a entrenar y para cuando sucedió la eliminación a manos de Italia, la conmoción no fue sólo en tierras cariocas.

Pero repasando su plantel, estas eran las claves:

Sócrates

No lo vi en activo, pero Sócrates está encuadrado en el once ideal de Brasil de todos los tiempos y particularmente su recuerdo del mundial de España sigue muy latente, sobre todo en la afición del Corintians del cuál es un ídolo incuestionable. 

Era muy alto para ser un mediocampista ofensivo. Hay quien afirma que verlo, era como ver correr a un caballo con los pies del tamaño de un pato -Sócrates no calzaba tan grande en realidad para su estatura que rebasaba el 1.90- sin embargo "el Doctor" era un cerebro demasiado pero demasiado peligroso para los rivales que se le ponían enfrente. Tenía gol, tenía visión de campo, trazos efectivos, prácticamente no había algo que no pudiese hacer. Incluso cobraba penales de espaldas. 

Su mayor virtud radicaba en el enorme compromiso que tenía para abastecer a sus compañeros de balones y en los momentos decisivos, de definir con contundencia y elegancia. Huelga decir que su manejo de las dos piernas era extraordinario. En pocas palabras era un crack y además de todo, un bohemio empedernido que era médico profesional, algo contrastante para el jugador brasileño de la época. 


Falcao 


Para el futbol de hoy en día y para quienes lo vemos, Falcao es algo complicado de imaginar: era un 5 -un volante de recuperación- con cualidades de movilidad dentro del campo algo raras para su posición. De hecho Falcao podría ser el último exponente del linaje de mediocampistas con Clodoaldo o el propio Sócrates, donde su visión de campo e inteligencia de cara al marco le permitían olvidarse de perseguir al rival y enfocarse en un juego diseñado para limpiar el campo de rivales y otorgar la mejor opción a los delanteros. Era básicamente un falso mediapunta -al menos tácticamente- y eso le abrió las puertas del Inter de Porto alegre de donde saldría en 1979 para fichar por la Roma italiana, donde ganaría un Scudetto y sobre todas las cosas: el corazón de los aficionados romanos que lo bautizaron como el Octavo Rey de Roma. 

Se ganó sin dudas un puesto en el equipo de Telé Santana por su toque rápido y al pie, así como por facilidad para anotar que lo convertían en un mediocampista muy pero muy peligroso. En la memoria quedará el gol del empate a 2 frente a la selección italiana en 1982. 

Zico


Era conocido como el "Pelé Blanco" y no era en vano dicha descripción. Era un mediocampista muy técnico y rápido, en otras palabras era exquisito en su juego y por si fuera poco muy goleador. En su temporada de debut con el Flamengo, anotaría 20 goles en 22 partidos, cosa notoria en un mediocampista que debía ser más enfocado en crear juego que en definir goles. Su desempeño en la selección brasileña era clave: era la llave que abría cerrojos imponentes, como lo demostraría en 1982 frente a la Unión Soviética o frente a Escocia. A los argentinos los dejaría estupefactos al destruir el famoso achique planteado por César Luis Menotti. 

Zico pudo haber sido sin duda alguna el mejor jugador de su generación a nivel mundial. ¿Cuál fue su problema? Diego Armando Maradona y su meteórico e incontenible ascenso. 

Junior


Era el responsable de la lateral izquierda y había que temerle. Telé Santana lo había adoctrinado no para defender sino para atacar y de hecho sus condiciones futbolísticas eran rotundamente así. Era un jugador con mucha profundidad y una facilidad impresionante para centrar al área y por lo general sus centros y desbordes terminaban siendo muy dañinos para quien lo enfrentara. 

Toninho Cerezo


El responsable del ritmo de juego era este centrocampista que triunfó en la Sampdoria y la Roma. Cerezo era un jugador de esos que encajan a la perfección con la concepción de los "6" modernos debido a que regulaba la salida del equipo brasileño por medio de coberturas y recuperaciones precisas. En cierta medida lo que Brasil anhelaba de cara al frente pasaba mucho por sus pies al liberar la presión y regular las pausas del juego de sus compañeros.

Éder


Este era el talismán con el que no se esperaba y no se imaginaba el equipo hacia 1981. Éder era algo inconstante, pero en el mundial de 1982 se convirtió en un extremo izquierdo que atemorizaba cualquier defensa. El mismo Gentile debió sufrir los embates de su juego durante el partido ante Brasil. Por si no fuera poco, su pegada a balón parado era brutal y no menos peligroso era su técnica depurada que hacía que el balón tomara efectos de ensueño. 



Con todo lo anterior era inconcebible que Brasil no ganara el campeonato. Durante la fase de grupos dio cuenta de la Unión Soviética (2-1) quien tenía un defensa prácticamente blindada, de Escocia (4-1) y el aplastante 4-0 que le propinó a Nueva Zelanda. Para entonces toda la afición española se rendía al juego espectacular, alegre y ofensivo que desplegaba Brasil, particularmente por su engañoso juego de bandas, donde Sócrates se movía tan desiquilibrantemente que era imposible predecir si atacaba por el costado o se internaba en las líneas del rival. Mismo caso sucedía con Zico y con Falcao. 

Para la segunda fase (y debido al absurdo sistema de liguilla implementado desde 1974) Brasil sería encuadrado junto con Argentina y con Italia, en lo que seria el grupo de la muerte. y su debut en el mítico estadio Sarriá de Barcelona, Brasil aplastaba 3-1 a la Argentina de Mario Kempes, Daniel Passarella, Diego Maradona y Ubaldo Filiol. Sin embargo la tragedia llegaría de frente al partido ante Italia -que le había ganado a Argentina en el cotejo anterior- cuando a penas a los cinco minutos el inspirado Paolo Rossi les encajaba el primero. Sócrates descontó rápido al minuto 12 y para el minuto 25 Rossi les hacía un presagio de lo que seguiría al anotarles el 2-1. El partido fue tenso y trabado, en mayor medida por el planteamiento táctico de Enzo Bearzot inclinado al clásico catenaccio italiano que se especialiba en cerrar líneas y en un funcionamiento de defender desde el medio campo con mayor fortaleza en el cuadro bajo. Su tendencia al contragolpe resultó letal para Brasil, pero más aún lo resultaría Dino Zoff, el veterano portero italiano quien jugaría un papel importantísimo en aquel partido. Al minuto 68 Falcao haría el milagro de empatar el juego y con ello dar el pase a las semifinales a Brasil pero... sólo le duraría 6 minutos el gusto a Telé Santana porque en una jugada muy desafortunada, Paolo Rossi anotaría el 3-2 que dejaría helado al equipo carioca y aunque estos se volcaron hacia el frente como era su costumbre, poco pudieron hacer ante el muro de lodo y roca que Bearzot construiría para asegurar su pase a semifinales. 

Hay que decir que si bien esa Brasil era un concierto de virtuosos, tenía falencias muy especiales en términos defensivos y muestra de ello eran sus defensores, que era más con condiciones ofensivas que de cortar ataques. Tampoco contaban con un centrodelantero letal como lo fue en su momento Pelé y esto debido a que Careca llegaría lesionado y el que lo suplió (Serginho) no era algo fuera de lo ordinario y en cambio era un afortunado en medio de tanto talento. 

De cualquier manera esa Brasil sigue siendo el monumento a la nostalgia. El equipo que fascinó, deslumbró y fantaseó con quedarse en las letras de oro de la ansiada victoria, pero que más por una mala tarde que por argumentos factibles, se vieron truncados de lo que -aparentemente- les estaba predestinado desde su arribo a las tierras Ibéricas. 4 años después en 1986 este mismo equipo llegaría a Cuartos de final donde caerían frente a Francia, pero era evidente que el envejecimiento sutil había ya tocado las fibras de varios de sus exponentes y con ello su juego no fue ni la mitad de lo que sería en 1982. 



viernes, 31 de enero de 2014

Las Hazañas de "Il Gigante Buono"






Con motivo de la próxima justa veraniega que se aproxima en Brasil, publicaré más en el blog y esta vez hablaré de un jugador franca y notoriamente empolvado en el tiempo, por haber nacido en un país con tradición futbolística -bien podemos decir que ha sido testigo de la evolución del fútbol y sus similares- pero que, por cosas extrañas de la vida, nunca ha sido a nivel de clubes y selecciones una potencia a tomar en cuenta: Gales. 

Los jugadores galeses por lo general -y quizá no de otra manera- tienen por destino engalanar los escenarios de su vecina liga inglesa, a la cual le han aportado para bien y para mal. Así tenemos figuras como Ryan Giggs, Ian Rush -que incluso fue la primera bota de Oro para el fútbol inglés- Craig Bellamy u hoy en día la carísima adquisición de Florentino Pérez, perdón, del Real Madrid, Gareth Bale. 

Pero del que hablo hoy es un jugador de las remotas -aparentemente- décadas donde el fútbol en Inglaterra y en todo el Reino Unido si bien era muy popular no alcanzaba los niveles de profesionalismo y de proyección internacional que hoy conocemos: los años 50. De hecho bien podemos decir que a nivel Europeo eran pocas las ligas profesionalmente establecidas: las de España, Italia, Francia y Portugal eran las más sobresalientes y por supuesto, las ligas inglesa y escocesa, pero estas últimas dos, sumidas en una especie de anquilosamiento que no justificaba a nivel internacional lo que su historia aparente intentaba presumir. En ese sentido fue muy importante la Copa de Europa porque inevitablemente abrió a la competencia a las Islas Británicas. 

El fenómeno por aquellos años era que los jugadores británicos se encerraban en sus islas y era poco su salida al continente y si lo hacían realmente no pasaba algo trascendental con sus carreras. El primero en romper dicho adagio sería John Charles, el personaje de hoy. 

Nació un 24 de Diciembre de 1931 en Swansea, País de Gales. Su carrera comenzó en su natal Swansea al lado de su hermano el también futbolista Mel Charles, cuando aún era un niño en las filas inferiores del Swansea Town, que posteriormente pasaría a ser el Swansea City. A los escasos 14 años haría su prueba en el viejo estadio Vetch Field donde los visores del Swansea sin embargo, no le darían el visto bueno y lo relegarían a la tercera división de dicho equipo. Desilusionado por este hecho pasa a jugar para el Gendros, un desaparecido equipo con un presupuesto aún más modesto pero donde tendría mayor participación y sería el trampolín definitivo para que en 1948 y a la edad de 17 años, Charles impresionara con su estilo de juego a unos visores del Leeds United, un equipo inglés radicado en Yorkshire una región del norte de Inglaterra. 

Por aquel entonces un joven Charles, estaba lejos de ser lo que posteriormente sería y así el entrenador del Leeds, Major Buckley lo probaba en posiciones tan divergentes como lateral por izquierda, defensa central, mediocampista de contención y hasta medio por izquierda, pero sería el de medio centro el puesto que finalmente convencería a su entrenador y con el cual debutaría ante el Queen off the South un club escocés de la ciudad de Dumfries. Su debut profesional llegaría ante el Blacburn Rovers en abril de 1949 en la posición de medio centro que ejercería hasta 1952 cuando pasaría a ser centro delantero y entonces su exhibición frente al arco pasaría a ser muy determinante en las aspiraciones del club. Durante ese periodo el ejercito supervisaba constantemente su actividad, debido al servicio militar del cual fue excluido con motivo de su trabajo en Leeds, pero es también por aquel año cuando sufre su primera operación de cartílagos en las rodillas. 

Sin embargo su aportación al club fue muy determinante en cuanto a goles, porque esos mismos harían que el equipo ascendiera a la Primera División inglesa en 1956 después de 9 años en la segunda división y de qué forma aportaría John Charles: 29 goles en 42 partidos disputados. Para la temporada siguiente 1956-1957, Charles explotaría como nunca anotando 38 goles en 40 partidos jugados en la primera división inglesa, uno de los mejores promedios vigentes hasta hoy en dicha liga y al final terminaría anotando 150 goles en 8 años portando la casaca del Leeds. Los periodistas de entonces hicieron notar tanto la influencia de Charles en el equipo, que lo bautizaron como "John Charles United". Pero ese mismo verano sería fichado por uno de los grandes de Europa que tenía puesta su mira en la Copa de Europa y para ello centraron su afán en un delantero efectivo y certero: La Juventus de Turín, equipo que desembolsaría 65000 libras esterlinas por hacerse con la carta de John Charles un récord en ese entonces para el fútbol británico quien sólo había visto algo similar en cuanto a trascendencia cuando el jugador inglés John Fox Wattson había sido fichado por el Real Madrid en 1948. 

Con la Juve marcó una época junto a Omar Sívori y Giampiero Boniperti, formando parte de aquella Juventus que ganaría tres Escudetos y dos Copas de Italia; sin embargo el éxito de la Juve sólo sería local, pero las cifras de John Charles no pasarían desapercibidas: en 155 partidos con la Juventus anotaría 98 goles, de los cuales 28 los anotaría en su temporada de presentación donde quedaría campeón de goleo. Hay que decir que las cifras del tridente Charles-Sívori-Boniperti fueron impresionantes: 235 goles en 4 años -es mucho si tomamos en cuenta que históricamente el calcio italiano se ha distinguido por su estructura defensiva- promediando 59 goles por temporada. De hecho es en Italia donde adquiriría el sobrenombre de Il Gigante Buono (el Gigante Bueno) porque tenía una estatura de 1.89 y por el hecho de que los defensas italianos constantemente le hacían entradas con mala intención para provocarlo y lesionarlo, sin embargo Charles nunca respondía a las agresiones y de hecho casi nunca era amonestado. Hay que destacar que durante este periodo su trascendencia con el club lo llevaría a ser el Balón de Bronce en 1959, detrás de Alfredo Di Stéfano y Raymond Koppa. Por aquella época además era evidente su enorme condición física, pues con 88 kilos, tenía la potencia de un saltador olímpico de altura y el arranque de un saltador de distancia. 

Al final Charles se iría del club al término de la temporada 60-61 y volvería a Leeds United quien desembolsó 53000 libras esterlinas para tenerlo de vuelta. sin embargo ya no fue lo mismo, pues después de 5 años en Italia no supo acostumbrarse ni a la vida ni al fútbol inglés y así terminaría marcando la penosa cifra de 3 goles en 11 partidos, algo que desilusionó a la afición del Leeds justo cuando la directiva del equipo había subido los precios para las entradas de los partidos. En diciembre de 1961 terminó vendido al AS Roma por la cifra de 70000 libras y aunque en su debut contra el Bologna prometió mucho al anotar un gol en apenas 15 minutos de juego, al final terminó siendo un fracaso su estadía en la entidad romana. Finalmente para la temporada 62-63 ficharía por el que sería su último equipo: el Cardiff City de Gales, quien hoy en día juega en la Premier Inglesa. Transcurría ahí hasta 1966 cuando le pondría fin a su carrera deportiva. 

Sin embargo con su selección tendría tardes aún más memorables al ser el jugador más joven en debutar para la selección galesa, con apenas 17 años en 1948. En 1958 y debido a su enorme temporada en Italia, sería seleccionado para integrar la única selección de Gales que ha participado en una copa del mundo: La de Suecia 1958. Ahí tampoco desentonaría anotando un gol crucial ante la selección que llegaba como subcampeona: Hungría. Sin embargo el rudo juego que destilarían los equipos de su grupo (México, Hungría y Suecia) lo marginarían del partido de cuartos de final ante Brasil, donde Pelé anotaría el gol de la victoria carioca. 

Al final, con su selección disputaría un total de 38 partidos marcando 15 goles. 

Después de su retiro de las canchas sería entrenador del Herelford United de 1966 a 1972 y vicepresidente de la Federación Galesa de Fútbol en 2002 y ese mismo año recibe la Orden del Imperio Británico. 

Finalmente falleció el 21 de Febrero, a los 74 años en Yorkshire, Inglaterra, víctima de una embolia. 

Hablar de este jugador es especialmente curioso, porque su figura ha quedado relegada por una época donde la televisión no tenía tanta proyección internacional y los medios de comunicación deportivos quedaban muchas veces limitados a un eco regional o si bien les iba nacional; ni siquiera hoy en día nos es posible obtener muchas imágenes de Charles en acción y solo es posible limitarse a pequeños registros de video de corta duración. Como dije antes, sus cualidades atléticas eran impresionantes y mejor aún las técnicas, donde pasó de ser un medio de contención muy efectivo a un devastador goleador y eso dice mucho. Por su época, John rebasó por mucho la estatura promedio de un jugador de fútbol y su figura -como afirmaba Jack Charlton- "era imponente y en algunas ocasiones, intimidatoria". 

En todo caso, estamos ante uno de los 10 mejores jugadores británicos de todos los tiempos; el primero en triunfar fuera de las Islas, el primero en imponer un récord goleador importante en la liga inglesa y en un hombre ejemplo del juego limpio y que siempre dio de que hablar por su trabajo en las canchas y no por lo que hiciera fuera de ellas. 

Y si lo que he dicho anteriormente no basta, habrá que considerar que en 2004 fue elegido jugador de Oro ante la UEFA por la federación Galesa y en la Juventus está considerado como el mejor jugador extranjero, sólo por detrás de Michelle Platini. 


sábado, 11 de enero de 2014

Sobre el mal del Jamaicón

Esa mirada es porque extrañaba a su mamacita


Trascender, brillar, demostrar que el talento no tiene ni conoce barreras, lo antes dicho es el ideal  -o se supondría- de todo futbolista que comienza una carrera en la primera división de su país. Jugar al límite de la capacidad y el talento y después de varios partidos con ovaciones de por medio, enfundarse en la casaca de la selección y ¿por qué no pensarlo? recalar en un club extranjero de abolengo distinguido donde se pueda tener la mayor cantidad de reflectores y poner en alto el nombre de la tierra que nos ve nacer; o lo que es lo mismo: el que es perico, donde quiera es verde. 

Esto sin embargo no es lo mismo que opinan todos... al menos no nuestro "distinguido" personaje: José "El Jamaicón" Villegas notable tronco de la era del mamut, que diga, jugador del aún más notable bosque -porque aquello de los troncos que nacen a placer- llamado Club Deportivo Guadalajara que en las decadas de los 60 y 70 bien puede decirse que lo ganó todo en la liga mexicana... y ese fue el problema, sólo en la liga mexicana. 

José Villegas Tavares nació en Guadalajara, Jalisco un 20 de Junio de 1934 en la colonia la Experiencia en las inmediaciones de una naciente y pujante sociedad industrial. Sus primeros esbozos como distinguido leñador los daría en el Club Imperio para después recalar su talento con el hacha en el club La Piedad -sí, ese mismo que hace casi un año ganó la liga de ascenso pero que terminó convirtiéndose en el actual Club Veracruz-  pero como no le pagaron los 600 pesos prometidos decide salirse a los 6 meses y volver a Guadalajara para trabajar en una empresa de telares que se encontraba muy cerca de su casa. Habrá qué apuntar que por entonces (1952) el futbol mexicano era incipiente, poco profesional -aún cuando la liga presumiese de serlo- y aún más poco técnico, por dicha razón se ve con mucha lógica que el Club Guadalajara lo fichara tres meses después -dada la costumbre de este mismo club en repetir un largo proceso de un nacionalismo mal comprendido y contratar puro jugador verdaderamente limitado- donde al final pasaría 20 años y ganaría 8 ligas, 2 torneos de Copa y 7 Campeón de Campeones -lo que en muchas ligas europeas vendría siendo el torneo de Supercopa- así como un torneo de la Copa de la Concacaf. 

A simple vista el Jamaicón podría presumir un palmarés amplio y lleno de triunfos, de no ser porque como dije antes, todo se redujo al medio local y ese aspecto lo trasladó también a un escenario muy importante como lo es la selección nacional, donde fue convocado 28 veces y disputó 2 mundiales -lo cual se me hace excesivo- los de Suecia 1958 y Chile 1962, donde irónicamente todo lo "bravo" -por no decirle leñador- que era en la liga mexicana quedaba completamente opaco debido a la nostalgia que sufría siempre que salía del país, de manera análoga me hace pensar un poco en Dennis Bergkamp y su fobia a los aviones que a la selección holandesa le causó muchos problemas en el mundial de EUA 1994. 

Tanta fue su trascendencia debido a sus problemas fuera de México, que se creo algo llamado el "Mal del Jamaicón" o "Síndrome del Jamaicón" dicho esto cuando alguna persona no puede realizar correctamente sus actividades debido a una nostalgia excesiva al alejarse del entorno nacional. 

Existen dos versiones con respecto a lo sucedido al Jamaicón Villegas. La primera dice que: 

Preparándose para el Mundial de Chile 1962 se decía que si el Jamaicón había vencido una y otra vez a Garrincha (cosa a mi juicio muy exagerada por los medios periodísticos locales, que ante la falta de trascendencia internacional, buscaban agrandar lo que en realidad eran simples jugadas con poca trascendencia) con las Chivas había suficiente defensa para el combinado mexicano. La Federación concertó una gira por Europa y con Ignacio Trelles al mando viajaron a Londres donde disputando partidos de fogueo, Trelles decidió alinear al portero suplente "Piolín" Mota. Al comunicarle la alineación, Mota se preocupó mucho pero le dijo Trelles que no se preocupara por que el Jamaicón estaría para apoyarlo. Ese partido fue una derrota por ocho goles ante la selección inglesa, ese día Villegas no pudo contener al atacante inglés. Al ser entrevistado el Jamaicón por un periodista dijo: "que extrañaba a su mamacita, que llevaba días sin tomarse una birria y que la vida no era vida si no estaba en su tierra." 

La segunda versión dicha por el periodista Carlos Calderón afirma que:

en Lisboa previo al Mundial de Suecia 1958 donde se ofreció una cena al equipo mexicano. Villegas abandonó la cena y al no aparecer Trelles fue a buscarlo y lo encontró deambulando melancólico en los jardines del hotel y es donde se produce el siguiente diálogo: “¿José ya cenaste, qué haces aquí afuera?”. El Jamaicón le respondió: “Cómo voy a cenar si tienen preparada una cena de rotos. Yo lo que quiero son mis chalupas, unos buenos sopes y no esas porquerías que ni de México son”


Como se puede apreciar, todo un caso el señor. A decir verdad el Jamaicón Villegas, vendría a demostrar el hecho de una sociedad bastante reacia al mundo exterior. Muchos podrían asumirlo incluso como una especie de miedo al desnudo, como un mal genético nacido en el mismísimo instante de la Conquista -yo sinceramente se lo atribuyo a la naturaleza de todos los jugadores emanados de las Chivas- que al parecer guardan la creencia de que el mundo exterior es un peligro para el mexicano que lo visita, pero lo cierto es que también nos llega a demostrar cómo el jugador mexicano tiene -aún hoy en día- una serie de complejos originados todos estos en la falta de compromiso y profesionalismo. Así tenemos muchos casos de jugadores que argumentan fracasar en el exterior por su falta de "adaptación" al entorno -como si fueran especies endémicas- así como al choque del idioma e incluso hasta con cosas tan curiosas como el lugar en que tienen el asiento los carros. Por lo tanto lanzo la pregunta: 

¿Aún están librados nuestros jóvenes futbolistas de ese misterioso Síndrome de nuestro amigo el Jamaicón Villegas?





lunes, 15 de julio de 2013

George Best "El Quinto Beattle"





La historia del fútbol a veces suele ser confusa y voluble. Citando a Roberto Perfumo: "el futbolista debe ser vanidoso en la cancha; vanidoso para llamara la mirada del entrenador; vanidoso y egoísta para nunca soltar la pelota y así ganarse el cariño del hincha y vanidoso también, incluso para que las mejores pibas lo volteen a ver". Lo anterior está extraído de un extraordinario libro acerca de la psicología del comportamiento del futbolista titulado "Como ser un buen calciattore", una auténtica joya descrita por un hombre que vivió el fútbol de una manera única. 

Pero si bien la vanidad en la vida puede ser un defecto inherente en todo ser humano, no cabe duda que en la cancha puede ser una virtud que muy pocos entienden a ciencia cierta y uno de los que lo entendieron a la perfección -dentro y fuera de la cancha- es el hombre del cual toca hablar hoy: George Best. 

Si tengo que ser honesto, poco o nada me tocaría narrar de sus cualidades puesto que pertenece a una época muy diferente a la actual y por lo menos 20 años antes de mi nacimiento. Pero lo bueno no tiene ni tiempo ni épocas; simplemente era un auténtico sinvergüenza del balón, un hombre que bien pudo haber sido el primer gran crack del fútbol no sólo británico, sino europeo dadas sus características técnicas; podemos decir en buena medida que Best fue la prefiguración de hombres como Cruyff o Rummenigge. 

Nació un 22 de Mayo de 1946, en la ciudad de Belfast, Irlanda del Norte, siendo el priemero de los hijos del matrimonio conformado por Dick Best y Anne Withers. Proveniente de una familia evidentemente protestante -contraste absoluto con la mayoría católica en Irlanda del Norte- Best comezaría su educación en la secundaria Linasharrag donde comenzaría más a centrarse en el fútbol y en el rugby -del cual cuentan era muy bueno- que en los estudios como tal. Fue así como ingresaría al que fue su primer club, el Greagagh Boys en 1958 con el que permanecería hasta 1963 cuando con apenas 20 años, sería fichado por el Manchester United de la liga inglesa con el que prácticamente alcanzaría la inmortalidad. 

Ahí se haría un jugador prácticamente tan visto como Pelé o Eusebio, aunque en una posición distinta. Si bien es cierto que ya anteriormente Garrincha había creado -por así decirlo- la posición de extremo, Best la perfeccionó a un punto tal que a los defensas ingleses les costaba mucho pararlo. Ninguno de los delanteros de entonces -Bobby Charlton, Denis Law o Pat Crearand- estaban cercanos a la técnica que Best destilaba en los campos de juego. Comenzando por la conducción del balón, la cual estaba siempre pegada al pie, una característica propia de los futbolistas sudamericanos y que rompía un poco con la metódica disciplina inglesa donde se le daba más importancia al desempeño físico y al juego de conjunto, que a la brillantez que el juego individual podía obsequiar. En ese sentido ninguno de los jugadores británicos -salvo John Charles- había tocado puerta alguna. Otro punto a considerar era su velocidad y por supuesto, su desiquilibrio; en un resúmen estricto era un crack, con mucha seguridad, podemos decir que Cristiano Ronaldo podría ser en varios aspectos su reencarnación más aproximada. 

En cuanto a sus títulos, bastará con decir que perteneció a la primera generación del Manchester que hubo de alzarse con la Copa de Europa en 1968 en aquella final ante el Benfica, así como las ligas de 1965 y 1967, así como las copas de 1963, 64 y 66. Tras su salida de Manchester, le siguió un auténtico periplo que lo llevó al fútbol de Estados Unidos -entonces era la North Soccer League- hasta regresos a la liga inglesa cuando ya superaba los 35 años de edad. Moriría en 2005 a causa de un prolongado y serio alcoholismo, que -según parece- le fue heredado de su madre quien también habría muerto de eso en 1978.

El quinto Beattle. 







Viendo las anteriores fotografías, uno comprendería un poco de los muchos derroches y excesos a los cuales está sometido un futbolista de élite como lo fue Best: mujeres hermosas, costosos autos, borracheras a diestra y siniestra, contactos con las más diversas drogas y un largo etc que está por demás recalentar. 

Quizá hoy nos asombramos por ejemplo con los lujos que jugadores tan mediáticos como Cristiano Ronaldo o en su tiempo David Beckham pueden llegar a generar... pues palidecían al lado de Best. Su sobrenombre como "quinto Beattle" le fue dado en mayor medida a su enorme desempeño en los clubes nocturnos de Manchester y Londres a los cuales era asiduo. En 1968 la BBC de hecho filmaría un documental en su nombre: "The Crazy Life of Gerge Best" siendo en cierto sentido un pionero del jugador mediático y desenfrenado fuera de las canchas. Para muchos no era un secreto además, de los constantes dolores de cabeza que su temperamento libertino le causaba al entonces entrenador del United Matt Busby puesto que en algunas concentraciones -y en ciudades tan distintas como Praga, Madrid o Paris- a Best frecuentemente se le ocurría dejar una escalera de jardinero conectada a la ventana de su habitación del hotel en el que se concentraba el equipo, esto, para que sus "fans" subieran a visitarlo; se llegó al grado tal, que bien puede decirse que si el Manchester United en aquella época tuvo un fuerte eco en público femenino, fue no gracias al desempeño deportivo del club, sino a Best que era un imán natural para las muchachas de entonces. 

Su desenfreno -naturalmente- lo llevó al alcoholismo y dudo mucho que también en este terreno, haya tenido rival que le hiciera sombra. Sus frases con respecto a este tema son tan risibles como impactantes: "en 1969 dejé las mujeres y alcohol por un tiempo... fueron los peores 20 minutos de mi vida" o frases como: "Yo tenía una casa en la costa pero para llegar allá, tenía que pasar por un bar. Nunca llegué a ver el mar". 

Frecuentemente se le relacionó con mujeres no muy bonitas, sino lo que le sigue y con respecto a ello dijo: "Dicen por ahí que me he acostado con 7 mis Universo, la verdad sólo han sido 3" o cosas como: "Si me dieran a elegir entre anotarle un golazo al Liverpool y acostarme con una miss Universo iba a tener una dificil elección. Afortunadamente he podido hacer ambas cosas". 

Pero el verdadero trasfondo de su personalidad iba más allá. Era un auténtico vanidoso, tan vanidoso que bien podríamos afirmar que fue él y no Beckham quien instituiría la concepción de metrosexual tal como lo conocemos hoy, al haberse documentado sus gastos mensuales en traramientos faciales, cortes de cabello, tratamientos en saunas y costosos maniquiures. En el campo no era la excepción al afirmar en 1978: "Si perdía la pelota era un insulto personal y la quería recuperar inmediatamente; sí Señor, me fastidiaba que me la quitaran porque era mi pelota" y nada más acercado a ello para describirlo si observamos por ejemplo la enorme facilidad que tenía para driblar a sus rivales en los mano a mano o incluso quitarle los balones a sus propios compañeros, ejemplo de ello Rodney Marsh. 

Posterior a su retiro, siguió dando de qué hablar más por los problemas que su alcoholismo le generaba, como cuando pasó la Navidad de 1984 en prisión por conducir ebrio; 20 años después le fue retirada su licencia de conducir por la misma situación. En el 90 asistió a un programa de Chat Show en un estado de ebriedad alucinante donde le dijo al conductor del mismo: "Terry, I like screwing". 

Lo mismo cuando hablaba con respecto a jugadores como Paul Gascoigne: "No me llega ni a los cordones de la botella" o David Beckham: "Déjame ver, no le pega con la izquierda, no cabecea, no defiende y no marca muchos goles; creo que aparte de eso está bien"  o incluso de Hollywood: "Antes Robert Redford era un tipo muy atractivo y ahora mírale, está flojo, tiene la piel colgando y de un color muy extraño" 

Pero por todo eso y por más, George Best es uno de los íconos hoy menos apreciados, incluso menos distinguidos que el fútbol de clase y de calidad pudo brindar. Quizá no nació en un país netamente identificado como Inglaterra o Alemania, pero su increíble estilo de juego y su explosivo caracter dentro y fuera de las canchas -creo yo- no deja indiferente a nadie. Quizá con un poco de más revaloración y acercamiento nos daríamos cuenta de la existencia de un jugador, que con tan sólo 1.68 de estatura fue tan letal como Eusebio o Müller, tan desequilibrante como Maradona o Pelé, tan inteligente como Cruffy o Platiní y tan pasional como lo fueron Gascoigne o Cantoná. 


Aquí alguna breve recopilación de sus mejores goles, algunos de ellos del mismo grado de complejidad que los que en su momento haría Maradona o como los que hace hoy Messi. 




Pero si bien hacía goles con suma facilidad, su velocidad y técnica estaban más al servicio de sus compañeros. Pelé llegó a decir de él: "Es de esos jugadores que ningún defensa quiere enfrentar, porque en un momento lo ves y después desaparece simplemente con la pelota, tienes que detenerlo antes de que empiece a correr". Aquí también una muestra de su impecable calidad en cuanto a asistencias se trataba y goles de impecable manufactura -entre ellos el que le hiciera a Gordon Banks cuando este intentaba despejar- 

 








domingo, 4 de noviembre de 2012

Atlas: entre el amor y la realidad.

 
Conservando los márgenes existentes en la popularidad y la geografía mismas dadas en el futbol mexicano, dudo mucho que exista un equipo en nuestro país, que -debido a sus condiciones y méritos deportivos tan escasos- pueda despertar en su pueblo esa pasión y esa efervescencia que Atlas despierta -entre los cuales me incluyo como aficionado que soy-.
 
Ángel Fernández alguna vez lo describió así: "Guadalajara -el club- tiene creo yo, muchos atributos en su formación para gozar de la popularidad de la que goza: ha sido campeonísimo, a nivel selección nunca deja de tener presencia y para bien o para mal, siempre se habla del Guadalajara [...] Lo que no entiendo es la afición de Atlas, no ganan, pero son muchos y siempre están. Este fragmento lo encontré en una entrevista que le hicieran al desaparecido comunicador por allá de 1985 cuando Atlas sumaba ya 34 años sin ser campeón. Y es que irle al Atlas, no es sólo irle a un equipo, no es sólo palpar las glorias deportivas que en un momento dado la victoria pueda otorgar; no, es traspasar la muralla -si se quiere- hasta de lo absurdo y lo indeleble, para mostrar que aún en estas épocas y aún en nuestro balompié existen esa mística y ese romanticismo que convierten a este deporte en una fascinación absoluta.
 
Ahora bien, la realidad, es otra. Atlas de Guadalajara, no es campeón de la liga mexicana desde la temporada 1950-1951 cuando de la mano del técnico brasileño Eduardo Valdatti se coronó en el viejo Parque Oblatos frente al que hasta hoy sigue siendo el acérrimo rival: Chivas de Guadalajara -antes Club Guadalajara-. Habrá que anotar que al equipo -como a los demás integrantes del torneo- no se le cuentan los títulos de Copa, que son varios y distan de fechas no tan lejanas, pero dejando de lado la pasión que pueda caracterizar en un momento dado al aficionado, la realidad es que el equipo no tiene una grandeza deportiva que pueda sustentar su grandeza histórica. Todos los Atlistas decimos que Atlas tiene historia -y quizá su número de afición pueda respaldar lo dicho al ser la número 5 a nivel nacional por encima de equipos en recientes épocas ganadores como Toluca, Santos, Monterrey o Pachuca- por sus logros en la exportación de jugadores como Rafael Márquez o Andrés Guardado, por su aportación a la selección mexicana - el máximo artillero de la selección es Jared Borguetti, un hombre formado en Atlas- y porque según esto, nunca traicionamos la filosofía del amor por la camiseta y de que seguimos siendo una A.C y no una S.A como el resto de los equipos mexicanos, pero... afuerza de ser veraz: ¿Qué otra cosa presumimos los aficionados Atlistas si en prácticamente 62 años no se ha obtenido un título?
 
La realidad es cruda y quizá en ella esté el reflejo de lo sublime o de lo amargo que pueda presentar la vida. Una parte muy importante a la hora de explicar la situación del equipo, no recae en su afición, sino en su proceso directivo, donde se gestan -la mayoría de las veces- los resultados acertados o catastróficos que al menos a mí me ha tocado presenciar en 20 años de afición que llevo -comencé a irle al equipo desde los 4 años de edad- y de los cuales la lista parece ser interminable: venta de jugadores sin inversión seria para el armado del equipo, carencia de solvencia económica -inexplicable si toma en cuenta que a lo largo de los últimos años la institución se ha convertido en una fábrica de surtido a  nivel nacional como internacional- deudas con el municipio de Guadalajara tan nefastas como lo es el adeudo no muy lejano de 2010 del agua del estadio, adeudos igualmente tontos relacionados al arrendamiento del estadio Jalisco, ventas desastrosas y estériles como la de Andrés Guardado al Deportivo la Coruña -que aún le debe dinero al Atlas por dicha compra- y como para rematar la posterior venta al mismo equipo, de Diego Colotto que también aún se adeuda una parte; estas son sólo algunas de las calamidosas y terribles elecciones que en su momento ha tomado la directiva atlista, que, por terrible mal, ostenta además un elevado número de socios -cerca de 200- todos con voz y voto que son la viva imagen de que definitivamente muchas cabezas, no llevan sino al desfiladero (mismo mal que padeció la Hydra vencida por Hércules) y es que en Atlas, las camarillas de poder son más enfocadas hacia el bien personal que hacia el bien de sacar adelante al equipo: en términos simples, la típica historia de "quítate tú, para ponerme yo"; a lo cual me pregunto: ¿En serio vale la pena seguir siendo una A.C?
 
Compradores del equipo, no han faltado. Los más recientes serían Rafael Márquez -ícono del club y la selección mexicana, así como del Barcelona de España- y el cantante Alejandro Fernández; el delantero Bruno Marioni -exjugador de Atlas- en su momento también presentó una oferta formal de compra, lo mismo que el dueño de la empresa Akron, actuales patrocinadores del equipo sin embargo, las negativas de la directiva impidieron dicha compra. Y es que hay que decirlo, los socios del equipo, piden literalmente "las perlas de la Vírgen" por un equipo que tiene incontables adeudos tanto con el fisco, como hasta en temas de nómina, lo cual no hace viable el elevado precio que se pide por el equipo.
 
A todo lo anterior, súmense también las malas planeaciones deportivas, que en su momento han llevado al desmantelamiento de buenos equipos -como sucedió en 2005 cuando se desmanteló el equipo que apenas un año antes había sido protagonista del torneo y serio aspirante al título- que llevó a Atlas de ser semifinalista en el Invierno de 2004 a dos pésimos torneos en 2005. Lo último medianamente decente se vivió en 2006 y 2007 con dos liguillas clasificadas - la última de ellas obtenida mediante la extinta "reclasificación"- y en ambos casos perdidas ante el América. De ahí en más, se ha vivido una larga sequía de cinco años, agudizados por la más absurda y terrible mediocridad donde no se es capaz de calificar a una liguilla, en un torneo mexicano donde se premia precisamente a la mediocridad en algunos casos. Y es que si Atlas no ha descendido por cuarta vez a la segunda división, es porque han existido equipos capaces de hacer las cosas peor, de lo que se hace en Atlas, lo cual no deja muy bien parado al equipo. Hoy sin ir más lejos, la realidad es lo que le sigue de incomprensible y lo que le sigue de desesperante, porque Atlas ya no pelea ni siquiera por calificar a la liguilla, sino pelea absurdamente por no descender, una situación que resulta insultante para una afición que a pesar de la ausencia de títulos, sigue en los estadios y sigue apoyando incondicionalmente.
 
Si lo miramos de una manera fría y analítica, Atlas no tiene un plantel hoy en día como para ocupar el lugar número 16 de la tabla; con esto no quiero decir que tiene un plantel como para campeonar (aunque quien sabe, en el futbol cualquier cosa puede pasar, como decía George Best: "el fútbol, es el único escenario en el mundo, donde un buen día el más pobre le gana al más rico") pero sí tiene un plantel suficiente para accesar a un torneo de liguilla o por lo menos, tiene un plantel que ameritaba coronarse en la recién resucitada Copa de liga -Copa MX- donde competía con equipos de segunda división; resulta increíble si se observan los planteles actuales de equipos como Querétaro -que de verdad no tiene plantel ni siquiera para conservar la categoría- o como León -que sin tantos nombres hoy ostenta el tercer lugar general y es un serio aspirante al título- o en el peor de los casos planteles como Jaguares de Chiapas o San Luis, donde ni siquiera se cuenta con material de fuerzas básicas, por tal hecho ya no se encuentra "la punta en la piola".
 
Un hecho a notar -no sólo en Atlas sino en la mayoría de los directivos mexicanos- es la ineficacia para hacer negocio (bueno, ellos creen que hacen negocio) porque en verdad si bien es cierto que la mediocridad de muchos clubes, les alcanza para generar ganancias económicas no sustentadas en sus ganancias deportivas, también es cierto que con una sana planificación deportiva el negocio adquiriría verdaderas dimensiones y en Atlas eso no se ha hecho, no se ha sabido sacarle jugo al equipo de manera seria, mediante la inversión y la paciencia a los planteles; a cambio de eso se venden a los jugadores que empiezan a destacar y así tenemos muchos casos de buenos jugadores que si bien salieron de las fuerzas básicas del club, brillaron -y siguen brillando- en otros lugares, como los casos de Rafael Márquez que brillaría en Mónaco y Barcelona; Jared Borguetti mostraría su talento goleador con el Santos de Torreón donde sería dos veces campeón de Liga; Oswaldo Sánchez -que me parece un portero limitado futbolísticamente pero agrandado por la prensa- ha sido partícipe de campeonatos recientes en Chivas y en Torreón, pero no en Atlas; mismos casos se observan en Juan Pablo Rodríguez, Pavel Pardo, Miguel Zepeda, Jorge Torres Nilo, Andrés Guardado (que hoy juega con el equipo español de mis amores, el Valencia) y un sinnúmero de jugadores más. Los extranjeros que en su momento han brillado en el equipo no se salvan de dicho destino, así tenemos los casos más actuales de Robert de Pinho -vendido en 2005 al PSV de Holanda- de Diego Colotto al Deportivo La Coruña, de Bruno Marioni, de Emmanuel Villa o Denis Caniza por poner sólo algunos ejemplos.
 
No faltan por supuesto los petardos que en su momento han llegado al equipo por malas visiones de las directivas en turno, como sucedería en 2008 con Gonzalo Vargas, Darío Bottinelli, Jorge Bava, Daniel Achucarro, Ismael Fuentes, o Damián Barbosa -que en serio no había visto un portero tan malo como ese- y todo ello con la rotunda finalidad de hacer del equipo un atuténtico cabaret. Si algo habrá de destacar, es que en Atlas nunca se han tenido malos técnicos -salvo Darío Franco que en realidad es malísimo- contando incluso en la lista a Marcelo Bielsa; pero de qué han servido buenos técnicos si no se les tiene paciencia a sus proyectos y sobre todo: no se les da el material para trabajar.
 
De cualquier manera, la esperanza no muere. Al día de hoy Atlas tiene ya prácticamente 62 años sin ser campeón de la liga mexicana y aún cuando es un lastre muy pesado y muy negativo, siempre he dicho y diré, que seguiré siendo aficionado atlista hasta el día en que la muerte me toque el cuerpo y me toque navegar en la barcaza de Caronte, porque seré congruente: el equipo de fútbol es como la novia o mejor dicho, como la mujer que uno de hombre elige como compañera: no se lleva sólo en el pensamiento, sino en el corazón y es además, para toda la vida, tanto en las buenas, como en las malas. Sé además que muchos aficionados al equipo pensarán lo mismo que yo y eso es lo bello de esta afición de colores rojo y negro, que, a pesar de que las cosas marchan terriblemente mal, estaremos ahí para nunca abandonar al equipo.
 
¡Por siempre Rojinegro!