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sábado, 14 de junio de 2014

España, el final de una época.





Al ver las anteriores imágenes uno no puede pensar en otra cosa que no sea en fracaso. Y ya se venía anunciado con mucho tiempo: España tiene ante sí un reto prácticamente titánico. 

No es cosa de la casualidad, ni es que los jugadores españoles hayan caído de la gracia divina, sino que simplemente han llegado a un tope que les está pasando factura -al menos a su columna vertebral- y de una forma inevitable. 

La España que se presentó ayer ante Holanda, nada se parece a la que cerró hace 4 años en Sudáfrica. Carece a grandes rasgos, de esa chispa que distingue a un equipo campeón, carece de esa hambre de triunfo que un momento dado los llevó a ser 2 veces campeón de Europa de manera consecutiva y Campeón del Mundo. Atrás ha quedado el toque en corto, el manejo del balón, la posesión eterna del mismo; atrás también ha quedado Iniesta y su inteligente profundidad o Casillas y su seguridad ante el arco. 

Hoy España -adelantándome a los resultados y corriendo el riesgo de la equivocación- ha quedad poco menos que exhibido y mucho más que derrotada: ha quedad con los argumentos corroídos en su seno interno y no veo con claridad la hora en que pueda levantarse. 

Si España es capaz de reponerse ante Chile, quizá amilane un poco la situación, pero si pierde no será más que la consumación de su declive. Y hay que entenderlo así. Posee en posiciones clave a hombres que a claras leguas tienen un cansancio deportivo inmenso, lo han ganado todo, han competido en todo y lejos de motivados, Casillas, Xavi Hernández, Iniesta, Alonso, Sergio Ramos y Villa, lucen más como obreros que tienen que cumplir con el horario, que como alfareros con la creatividad desatada. 

Si a todo esto se suma la baja de un hombre tan importante como lo fue Puyol, el escenario luce más que complicado. Huelga decir que el famoso "tiki-taka" ya no asombra a nadie y más de un equipo -como lo demostró el Real Madrid frente al Bayern en la pasada Champions- se sabe plantar ante este esquema táctico y -como dice Mario Kempes- "pintarle la cara". 

Habrá qué ver. Aún falta mucho mundial de por medio, pero con voz de profecía, esta España me atrevo a decir que ni siquiera tiene empaque para pasar a la segunda fase, siguiendo así a la tradición europea de Francia e Italia para quedarnos viendo a un campeón sin posibilidad de defender su corona. Profética abdicación la de Juan Carlos: viva el Rey, muera el Rey. 




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