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sábado, 7 de junio de 2014

Mágico González, el último bohemio del balón.


En el rodar de la pelota uno puede incluso encontrar analogías con la vida misma: no se acaba todo hasta que el árbitro pita los 90 minutos y el tiempo agregado, así como que no hay equipo chico, sólo gigantes que no despiertan. Y la columna de hoy sigue un poco la línea del mundial de España 1982 pero en un sentido de presentación de un ícono del fútbol de clase, de un hombre que pudo haber sido el más grande, de un hombre que tenía en los pies una maravilla para tocar el balón y que, sin embargo, no quiso: Jorge "El Mágico" González. 


Para los de mi generación sin duda alguna es un extraño y más en México. Su nombre suena como el de algún jugador de los llanos de la Ciudad de México a donde solemos ir los jovenes los domingos a jugar.

Jorge Alberto González Barillas no necesitaría tanta presentación de no haber sido por su caracter jocoso y despreocupado. Hay que decir de él que nació un 13 de Marzo de 1958 en la ciudad de San Salvador, la capital de El Salvador. Era el menor de 8 hermanos en el seno de una familia humilde, pero que no llegaba a la pobreza como la experimentan hoy en día muchas personas en el país centroamericano. 

Jorge creció en un San Salvador ciertamente pujante, pero ausente de las barbaries que llegarían años después en la guerra civil y de la anarquía violenta que en los 90 y principios de la década pasada sumiría no sólo a la capital sino al país entero, en una noche interminable de terror y sangre, que el pandillerismo y la miseria han provocado. Fue afortunado en ese sentido: creció en calles que si bien no estaban pavimentadas, aún permitían el libre tránsito por ellas, sin tener que derramar una gota de sangre por el hecho de andarlas. Así pues, sus primeras patadas como jugador las daría en el club ANTEL un modesto equipo de los alrededores de la capital salvadoreña donde incluso los jugadores tenían que llevar un balón para realizar las sesiones de entrenamiento (en un país donde las prioridades son todas menos el deporte, tal parece que los balones no son artículos a relucir en los escaparates de las tiendas) pero su talento deslumbró a sus descubridores y dos temporadas más tarde ficharía por un club más hecho como lo era el Independiente de San Vicente, pero sólo se mantendría una temporada y en 1977 recalaría en el club más laureado de su país: el Deportivo FAS de Santa Ana, quien pagaría por él 60000 colones. En este equipo seguiría hasta 1982 año en que saldría del club hacia Europa. Hay que apuntar que en sí, Jorge no tenía por apodo "Mágico" sino "Mago" y el que se lo dio fue el comentarista Rosalío Hernández en 1975 cuando Mágico aún pertenecía al ANTEL. Sus buenas actuaciones con el FAS pronto lo llevaron a la selección Salvadoreña y esta última llegaría al mundial de 1982 en representación de Concacaf, debido a la temprana eliminación de México en manos de Honduras. 

El Mundial para la selección salvadoreña represento un desastre: no sólo no ganó un partido, sino que perdió todos y además registró 13 goles en contra por sólo uno a favor (10 de esos goles fueron en el partido frente a Hungría que representa la goleada más abultada propinada de un equipo a otro) y para rematar quedarían en el último lugar solamente superada por Nueva Zelanda... Para Mágico fue otra cosa: fue la oportunidad para que varios clubes importante se fijaran en él y comenzaran a pujar por contratarlo. El primero de ellos sería el Paris Saint Germain de la liga francesa, quien demostró mucho entusiasmo al ver sus pinceladas con el balón, pero Mágico se negó a ir diciendo: "eso está muy lejos y además es mucho compromiso". La negociación con el FAS quedó a segundo plano a sólo instantes de una firma por parte del jugador. Así pues todo quedó en disputa entre el Atlético de Madrid y el Cádiz FC que militaba por entonces en la segunda división española. Después de dos semanas de conversaciones, las gestiones de Camilo Liz -secretario técnico del Cádiz- darían fruto ganándole la mano al equipo madrileño y haciéndose con los servicios del delantero salvadoreño. Por aquel entonces el Cádiz llegó a un arreglo con el FAS donde el primer año el equipo gaditano debería pagar 7 millones de pesetas y si quería quedarse con él debería pagar 12 millones más. El total recibido por el FAS sería de 130000 dolares por aquel entonces, de los cuales a Mágico sólo le tocarían 6000 -y la verdad es que esto último no le importaba- 


El Romance con Cádiz

"Elegí jugar en Cádiz por mi forma de pensar, filosofía; tenía 23 años y venía de un futbol amateur, de repente llegar a un futbol profesional y serio se me hizo bastante difícil y pese a todo hubo adaptación y pude dar lo mejor de mí futbolísticamente hablando"                                              

Mágico González, entrevista para el diario Sport, Noviembre de 2013



Hablar de Cádiz es hablar de Andalucía. De la ciudad donde el absolutismo del Imperio español llegó a su fin, de la ciudad de Rafael Alberti, la de la Puerta de Tierra... y también es la Cádiz del Mágico. Ir en Cádiz es descubrir que en algunos sitios de su mística, el tiempo aún no transcurre o que la imagen de Jorge González sigue tan fresca como aquel 11 de Septiembre de 1982 cuando fuera presentado en el Estadio Ramón Carranza, ese mismo que tantas tardes le fue a ver, le fue a aplaudir como un gesto de devoción o de agradecimiento por las inmensas alegrías que el exótico delantero les entregaba... cuando quería jugar. 

No tardó mucho Mágico en ganarse a la afición de un equipo que prácticamente su vida entera había transcurrido en la segunda división y que vio en él, a un salvador, a un bálsamo, al mesías prometido y anunciado en los cantes flamencos de la gloria gaditana. Y aunque no estaba lejos de ser todo lo anterior, Mágico no tardaría mucho también en entablar conflictos con el que sería su entrenador y casi su nana: David Vidal quien diría de él "técnicamente era mejor que Maradona". La primera temporada básicamente fue su carta de presentación y el presagio de todo lo que a continuación vendría: el de un jugador exquisito técnicamente, pero sumamente anárquico e indisciplinado que dormía la espantosa cantidad de 20 horas al día, que faltaba a los entrenamientos y que además, se pasaba las noches en juergas que terminaban a la mañana siguiente. Pero también fue pieza clave del regreso del Cádiz a la primera división en la temporada 82-83, como también parte del regreso del Cádiz a la segunda división una temporada después. Pero Mágico ya era un ídolo, un símbolo iconoclasta que no se podía entender de otra manera más que con la pasión que despertaba verlo jugar. Poco se dice de la temporada 83-84 que no se haya dicho antes, salvo que al término de esta, el Barcelona -que por entonces tenía de entrenador al campeón del mundo de 1978 César Luis Menotti y al polémico pero no menos campeón Diego Maradona- invitaría al Mágico a su gira por los Estados Unidos. De inmediato los directivos del Cádiz lo estimularon a que asistiera con la esperanza de que convenciera al cuerpo técnico del equipo y así este último lo fichara -claro está por una jugosa cantidad- y le historia fuera no menos feliz. Mágico hizo muchas diabluras en su gira con el Barcelona, pero cuenta el jugador, que cuando se encontraban en un hotel a Maradona se le ocurrió hacer una broma -bastante pesada para mi gusto- como fue el activar la alarma contra incendios, razón por la cual todo mundo salió corriendo de sus habitaciones... todo mundo menos el Mágico, a quien descubrirían en su habitación en los brazos de una camarera. Esta fue la gota que derramó el vaso y con el profesionalismo que el intelectual Menotti (cosa que admiro profundamente de él) exigía no se jugaba; Mágico no fichó por Barcelona y fue devuelto al Cádiz de cara a la temporada 84-85 para disgusto de David Vidal que lo veía como "la primera manzana podrida". 

Continuaría pues con lo suyo: las fiestas nocturnas, dormir mucho y entablar amistad con los sectores bohemios de Cádiz -los cuales no faltaban en una ciudad donde el cante se vive, no se inventa- y así entablaría amistad con el Camarón de la Isla un afamado cantaor flamenco con quien afirman llegó a pasar juergas que se extendían hasta las 5 de la mañana. Mismo caso en las discotecas, donde el propio entrenador Vidal lo llegó a ir a buscar, aunque como este último afirmaría: "era sorpresa encontrarlo en la discoteca y ver que no consumía alcohol, sino un vaso de leche". La fama de Mágico en la ciudad había para entonces traspasado lo mediático. Se había vuelto un patrimonio de la misma, como lo afirma un viejo trabajador de una gasolinera: "yo lo veía a las 4 de la mañana y le decía: "oye hombre que mañana tienes partido, no vas a dormir. Y tranquilamente me contestaba: no pasa nada viejo, yo mañana juego y meto dos goles. Y metía dos goles". A esos niveles me refiero cuando hablo de este hombre. Por supuesto no cambió razón por la cual sería traspasado al Valladolid de cara a la temporada 85-86 pero a penas jugaría, debido en gran medida a que la directiva vallisoletana le habría aplicado un gran marcaje a su vida personal, al planteamiento táctico del entrenador y al clima de Valladolid que -dicho sea de paso- es extremadamente frío (a mi gusto más frío que Burgos) tanto esto último, que lo hizo dormir aún más. De hecho Fernando Redondo -a quién no deberemos confundir con aquel mediocampista del Madrid- entonces entrenador del Valladolid decía: "Mágico salía al campo con la el rostro cubierto y entonces yo le lanzaba la pelota para que cabeceara y él no lo hacía. Yo le decía: Mágico hazlo para que los demás te vean y entonces me decía Míster la cabeza es pa pensar no pa pegarle al balón". 

Hay que decir que lo que siguió fue que sólo jugó 9 partidos en Valladolid metiendo muy pocos goles y finalizando la temporada 85-86 con un disgusto acentuado. Se fue del equipo y se pasó la temporada 86-87 vagando por varios países de América. 

Volvería a Cádiz en 1987 sólo para afianzar su leyenda y su mito. Entregaría sus mejores tardes y el Ramón Carranza simplemente se entregaría con fervor pagano a su juego. Finalmente Mágico volvió en 1991 a El Salvador para retirarse en el 2000. 

El Otro Mágico. 

Reconozco que no soy un santo, que me gusta la noche y que las ganas de juerga no me las quita ni mi madre. Sé que soy un irresponsable y un mal profesional, y puede que esté desaprovechando la oportunidad de mi vida. Lo sé, pero tengo una tontería en el coco: no me gusta tomarme el fútbol como un trabajo. Si lo hiciera no sería yo. Sólo juego por divertirme (Jorge González) 

A Jorge González hay que entenderlo desde una óptica que rebase lo futbolístico. Más allá de los trofeos Ramón Carranza -todos ellos amistosos- que ganaría con el Cádiz, no ganó un título de importancia a notar. Pero aún con todo esto, se clavó en el recuerdo del aficionado gaditano como una espina en la carne. 

Al Mágico hay que entenderlo desde sus historias, las cuales son muy variadas y ricas en estricto sentido. Era un jugador fuera de serie, un virtuoso, era el Mozart del fútbol, el hombre que en los pies tenía una vara mágica para hacer lo imposible, lo más granado e increíble: era sencillamente un artista y su compañero Onésimo Sánchez así lo confirma: "En los entrenamientos, Mágico me decía: Mirá que voy a meter un gol de corner. Y metía diez goles de diez tiros. Yo me preguntaba con quién estoy jugando". Si el gol de Diego Maradona en 1986 frente a Inglaterra sorprendió a muchos, el gol que le haría Mágico González al Barcelona en 1983 durante el torneo Ramón Carranza era de una complejidad igual al del argentino. Y este gol tiene una particular historia, porque resulta ser que Mágico tenía 5 días de no ir a entrenar con el Cádiz, entonces David Vidal como castigo decidió no alinearlo como titular. Pero durante el primer tiempo el Barcelona le encajaría 3 goles al equipo Gaditano, así que durante el segundo tiempo a Vidal no le quedó de otra que meter al indisciplinado ídolo. Metió dos goles aquella tarde y puso dos asistencias a gol, para que el Cádiz terminase ganando 4-3. 

Pero así como daba tardes de ensueño hacía cosas tan raras, como cuando faltó a entrenar para apoyar una huelga de los astilleros de Cádiz, argumentando que creyó que la huelga era para todo el mundo. Lo mismo a la hora de dormir: se ponía toallas en la cabeza para no escuchar el despertador ni el timbre de su departamento cuando lo llegaban a buscar para que fuese a los entrenamientos. Y volviendo al tema de sus ausencias a entrenar, en cierta ocasión David Vidal -pobre hombre ya no sabía qué hacer- lo dejó fuera de una convocatoria por haber faltado una semana -Cádiz jugaba todos los domingos por aquella época- así que Mágico se presentó el sábado y le dijo al entrenador: "No tienes ni idea de fútbol". Acto seguido sacó una cajetilla de cigarros y comenzó a patear un cigarro sin dejarlo caer al suelo. Le dio 15 dominadas y le dijo: "Ahí te quedas". Su vuelta al Cádiz en 1987 estuvo precedida de cláusulas en su contrato donde sólo le pagarían por partido jugado, por ello David Vidal lo metía a los últimos diez minutos, para que no perdiese su prima de 250,000 pesetas a lo que Mágico alguna vez le contestó: "No mister, estoy cansadito para entrar". Y es que el dinero no le importaba porque decía que cuando se retirase, conduciría algún autobús en San Salvador y además era sumamente caritativo con los indigentes, a quienes incluso les regalaba ropa que trajera puesta para que no pasaran frío. 

Y la lista sigue: al entrenador yugoslavo Dragoljub Milosevic le hizo ver su suerte, cuando en un partido Mágico se quedó dormido en una camilla en el entretiempo; lo corrieron... A Milosevic, por banquear al astro y es que la afición lo quería, sin importar cómo fuera, sin importar sus juergas y sus faltas, Mágico les regaló tardes, momentos, alegrías que desde la óptica gaditana valían más que cualquier título. Con Vidal por ejemplo, las cosas llegaron a ser graves en 1990 cuando el entrnador lo sentó en la banca, hecho que provocó que lo despidieran. Cuando la esposa del malogrado entrenador fue entrevistada por la prensa local dijo al respecto: "es el fin de una pesadilla". Así era el Mágico. Después de su retiro de las canchas, acabó como auxiliar de entrenador en Estados Unidos y además en sus ratos libres era chofer de un taxi y en 2003 cuando lo entrevistaron acerca de sus finanzas dijo: "vivo bien, aunque me gustaría tener un negocio, no importa que fuese un prostíbulo". 

Por todo eso y más este jugador yo creo que no debe pasar desapercibido. Era un artista y es difícil serlo, principalmente por ese eterno choque ante la sociedad, ante la renuncia de la libertad de ser como uno quiere ser, libertad que Jorge González jamás perdió, que decidió no perder. Yo recuerdo una entrevista que le hicieron en 2012 y acerca de todo aquello le preguntaron: "¿No te arrepientes Jorge? Pudiste ser como Cruyff, como Maradona, como Pelé" y sólo atinó a contestar: "Ahí ya estás hablando de palabras mayores" y esto último demuestra a un hombre consciente de sus características, sabedor de su potencial, pero que miraba en la alegría de jugar y divertirse, la mejor manera de divertir a los demás. Mágico González resumiría todo aquello en: "Cuando yo tenía 15 años una amiga me preguntó qué quería hacer y yo sólo le dije que le pedía a Dios que me permitiera seguir siendo ser como era". Así fue Mágico como jugador, un artista convicto y confeso, un hombre que pregonaba que la mayor curiosidad de este deporte la otorgaba el balón, un futbolista cuya razón de ser le nacía como la espontanea línea del verso más luminoso, un jugador que jugó para divertirse y que de esa forma, pudo divertir a toda una ciudad que a día de hoy, lo sigue hablando, lo sigue cantando y lo murmura en las orillas de sus playas y en la alegría de sus cantes. 


Nota: Quiero dar un particular agradecimiento a mi amigo y colega Francisco Enrique León, por la particular e indirecta insistencia que me hiciera por medio de sus platicas acerca de este jugador del que -debo confesar- alguna vez en compañía de mi hermano me riera al escuchar su nombre en una conferencia previa al mundial de 2010, cuando escuchamos a Maradona referirse a él como el mejor del mundo. Hoy y después de haber leído de él y ver algunos de sus goles, no me resta más que darle la razón a Diego Maradona, porque nunca habló tan apegado a la realidad como aquella vez. 

Aquí dejo algunos de sus goles, los cuales fueron de una maestría envidiable -como aquel al del Barcelona o el que más me gusta y que le hiciera al Rácing de Santander- 

el enlace de arriba es el gol al Racing.

Como podrán ver, el hombre era exquisito. Y ya para terminar esta columna, a manera de analogía con respecto a lo que del corazón nace cuando debe nacer, cierro con estos versos de mi colega Argentino Luna que dicen así: 

"Si alguien me pide que cante,
me vuelvo caminador
porque pienso que el cantante
que canta lo que otro pide,
es muy probable que olvide
su oficio de sembrador" 



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